HOW TO PRAY THE ROSARY EVERY DAY

CÓMO REZAR EL ROSARIO CADA DÍA

Solos o acompañados, en la Iglesia o en casa, rezar el Rosario cada día se convierte en un momento de Paz y Tranquilidad.

Pero, ¿cuándo se reza el Rosario?

No existe un momento preciso para encomendarse al cuidado de la Santa Virgen, todos los momentos del día son adecuados para hacerlo.

El rosario, cuando se reza de modo auténtico, es una meditación bíblica que nos ayuda a guardar los acontecimientos de la vida del Señor en compañía de María, conservándolos en nuestro corazón.

Esta hermosa cita del Papa Benedicto XVI brinda un motivo exhaustivo para practicar de forma cotidiana la oración de uno de los instrumentos devocionales más antiguos del mundo.

Nacido gracias a la visión de Santo Domingo de Guzmán, el Rosario ha sufrido varias transformaciones a lo largo de los siglos.

Según el relato de Alan de la Roche, Domingo recibió la Visita de la Virgen María.

Y fue la misma Madre de Jesús quien le entregó al Santo una corona compuesta por 15 lirios, los Padre Nuestro, alternados por 150 rosas, los Ave María.

La repetición de los 150 Ave, solicitados a Santo Domingo por la propia Santísima Virgen, lleva al nacimiento del Santo Rosario o Salterio Mariae. Este poderosísimo instrumento, al principio, cumple la función de convertir a Pecadores y no creyentes.

A partir de 1569, la Corona se extiende por toda Europa manteniendo la forma clásica ratificada por el Papa Pío IV hasta el día de hoy.

En 2002, el Papa Juan Pablo II introdujo una innovación con los Misterios de la Luz.

¿Cómo se reza el rosario concretamente?

El primer paso consiste en sujetar con las manos el crucifijo haciéndose en signo de la Cruz y recitando el Credo.

Luego, se hacen deslizar cada una de las primeras cinco cuentas entre las manos. A cada cuenta corresponde una Oración.

La primera cuenta después de la cruz es el Padre Nuestro.

Le singuen tres Ave María por el Don de la Fe, de la Esperanza y del Amor y, por último, la Oración correspondiente a la última cuenta nos anuncia la Doxología, es decir, el Himno de Gloria a Dios, Jesús y el Espíritu Santo.

Si seguimos deslizando la «Dulce Cadena» encontramos la Medalla Central, es decir, el Padre Nuestro que indica el principio de la primera décima.

Los granos que le siguen son diez, divididos en cinco décimas.

Estos granos son conocidos como los Ave María, a cada cuenta corresponde, por lo tanto, el rezo del Ave María.

Siguiendo la cadena o la cuerda que separa la primera décima de la siguiente cuenta se pronuncia otra Doxología.

Llegamos ahora al grano siguiente, el Padre Nuestro, que indica el final de la primera décima y el principio de la segunda décima.

Tras comprender el mecanismo de la primera décima, se continúa en sentido antihorario, rezando las Oraciones de la misma forma.

La última oración está representada por la Medalla Central, el «Salve Regina». Al terminar, la cruz del Rosario entre las manos nos invita a hacernos el Signo de la Cruz.

Esta breve explicación sobre cómo rezar el Rosario representa la forma más sencilla de rezar.

Además, el Rosario no nos brinda únicamente un instrumento de Oración, sino que constituye una forma de reflexionar sobre los importantes acontecimientos de la Vida de Jesús y María, llamados Misterios.

En la actualidad cuatro Misterios (Gozosos, Dolorosos, Gloriosos y Luminosos) brindan la oportunidad de reforzar nuestra experiencia personal con el Mesías y su Madre.

La contemplación de los Misterios a través del rosario tiene lugar en días distintos o en ocasiones especiales.

La reflexión sobre los misterios Gozosos tiene lugar los Lunes y Sábado, durante el Adviento los Domingos también; mientras que durante la Cuaresma nos entregamos a la reflexión sobre los Misterios Dolorosos que, durante el período de preparación Pascual, pueden rezarse los Domingos también.

Por otra parte, en el tiempo ordinario, los miércoles y los domingos se convierten en el momento para meditar sobre los Misterios Gloriosos, mientras que los jueves están dedicados a la reflexión acerca de los Misterios Luminosos.

Para terminar, me gustaría citar la respuesta dada por un conocido Monseñor acerca de porqué dedicarse a la oración de la guirnalda de Rosas de la Virgen María.

«El Santo Rosario es una oración poderosa, antigua y siempre nueva, a la que el propio San Juan Pablo II, en 2002, le dedicó todo el año y la carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae. Según las indicaciones del Santo Papa, el contenido del Rosario es el rostro de Cristo contemplado con los ojos y el corazón de María.»

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