SAINT STEPHEN THE PROTOMARTYR

LA NARRATIVA DE SAN ESTEBAN PROTOMÁRTIR: UN ÍCONO DE FE Y CORAJE

San Esteban es ampliamente reconocido como el pionero mártir del cristianismo, siendo honrado con el título de "Protomártir". Fue el primero en sacrificar su existencia en nombre de su fe en Cristo y para propagar el mensaje del evangelio.

La festividad litúrgica en honor a San Esteban suele conmemorarse el 26 de diciembre, justo después de la Navidad. Esta selección tiene un profundo simbolismo, evocando la cercanía entre Cristo y aquellos que estuvieron próximos al Hijo de Dios durante su vida en la Tierra y quienes se sacrificaron en su nombre.

La influencia de San Esteban Protomártir en la historia del cristianismo es sobresaliente. Su vida, su sacrificio y la devoción que ha recibido a lo largo de los siglos lo han erigido como un ícono de fe, sacrificio y entrega incondicional.

El relato sobre sus reliquias y la veneración rendida, a pesar de la dispersión y la pérdida de varios de estos objetos significativos, subrayan la trascendencia y el legado considerable dejado por San Esteban en la historia y la tradición del cristianismo.

 

El Martirio de San Esteban

El origen de San Esteban está envuelto en misterio, con teorías que lo identifican como un judío educado según la cultura griega. En ese tiempo, Jerusalén jugaba un papel crucial como punto de encuentro de diversas poblaciones, cada una con su propio idioma, costumbres y creencias.

Fue uno de los primeros judíos en abrazar la fe cristiana, siguiendo a los Apóstoles. Gracias a su cultura, sabiduría y profunda fe, se convirtió en el líder de los siete diáconos de Jerusalén, encargados de ayudar a las viudas y los huérfanos dentro de las primeras comunidades cristianas.

Con su riqueza cultural, sabiduría y profunda devoción, San Esteban se convirtió en líder de los siete diáconos de Jerusalén. Su deber era asistir a viudas y huérfanos dentro de las incipientes comunidades cristianas. Más allá de su altruismo, destacó por su elocuencia al convertir a los judíos a la fe en Jesús crucificado y resucitado.

Sin embargo, su éxito en la expansión del cristianismo desencadenó la hostilidad de los judíos, quienes lo percibieron como una amenaza. En el año 36 d.C., incitados por estos, la multitud lo acusó de blasfemia contra Moisés y Dios. Compareció ante el Sanedrín, enfrentando falsos testimonios que lo señalaban como atacante de lugares sagrados y de la ley mosaica.

Dirigiéndose al Sanedrín, San Esteban pronunció un discurso que resaltó la dureza de corazón de los judíos ante la venida del Señor. Sus palabras desataron la ira de la audiencia. Arrastrado fuera de las murallas de la ciudad, fue llevado al Valle de Cedrón y lapidado. En su trágico destino, al igual que Jesús en la cruz, invocó al Señor para recibir su alma y perdonó a sus perseguidores.

Presenciando su ejecución estaba Saulo de Tarso, un joven perseguidor de la Iglesia cristiana, quien más tarde se convirtió al cristianismo y se transformó en San Pablo, el gran apóstol.

La muerte de San Esteban, calculada alrededor del año 36 d.C., evidencia un vacío de poder tras la remoción de Poncio Pilato. Ejecutado por lapidación, reflejando la tradición judía, durante un período en que el Sanedrín gobernaba Palestina, ejecutando sentencias de muerte conforme a las costumbres locales.

La historia de las reliquias de San Esteban está llena de misterio. Se cuenta que su cuerpo, abandonado por los judíos para ser devorado por las bestias, no fue tocado, ya que, según la leyenda, estaba protegido por la voluntad divina. Fue solo en el año 415 cuando un sacerdote llamado Luciano de Kefar-Gamba tuvo sueños que le permitieron identificar el lugar de entierro de San Esteban en Jerusalén. Se decía que simplemente al tocar las reliquias del Santo, se producían milagros.

A partir de entonces, comenzaron las peregrinaciones y la veneración por San Esteban se extendió rápidamente a diferentes partes del mundo. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, muchas de sus reliquias fueron dispersadas o incluso robadas. Durante el siglo XIII, los cruzados saquearon gran parte de las reliquias, las cuales se dispersaron en varias partes de Europa, lo que dificultó la identificación de las auténticas. A lo largo de los siglos, se realizaron muchas falsificaciones y se distribuyeron en diferentes ciudades como Venecia, Constantinopla, Nápoles, Besançon, Ancona, Ravena y especialmente en Roma, donde existen varias iglesias dedicadas en su nombre.

 

El Culto y la Iconografía de San Esteban

San Esteban suele ser representado como un joven sin barba, vistiendo la dalmática, una túnica romana utilizada por los diáconos, junto con la estola. Se le considera el protector de los canteros y albañiles. Muchos creyentes le atribuyen el poder de aliviar los dolores de cabeza. La medalla que lo representa a menudo está asociada con esta creencia.

Con su historia y el culto que se ha difundido a lo largo de los siglos, San Esteban Protomártir sigue siendo un símbolo de fe y sacrificio, manteniendo viva su herencia en la historia del cristianismo. La difusión de sus reliquias atestigua el profundo culto y veneración rendidos a San Esteban en toda la cristiandad, con la construcción de numerosas iglesias, basílicas y capillas en su honor, incluyendo el famoso edificio de San Esteban Rotondo en el Celio, construido en el siglo V por el Papa Simplicio.

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