THE CONVERSION OF ST. PAUL THE APOSTLE

LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO APÓSTOL

Cada 25 de enero, desde el décimo siglo en adelante, la comunidad cristiana conmemora la Transformación de San Pablo apóstol al Cristianismo. La elección de esta fecha no es fortuita, sino que está ligada al presunto día en que San Pablo experimentó su colosal metamorfosis en el camino hacia Damasco.

La Celebración de la Transformación de San Pablo es un período de reflexión y gozo, recordando la transición de un feroz perseguidor de los cristianos a uno de los apóstoles más destacados en la historia cristiana.

 

La Vida Previo a la Transformación

Originario de Tarso, en la actual Turquía, San Pablo, un ciudadano romano, inició su trayectoria estudiando la Ley de Moisés en Jerusalén bajo la tutela de Gamaliel, un respetado fariseo miembro del Sanedrín. Mientras Jesús de Nazaret daba inicio a Su ministerio público, desafiando las interpretaciones rigurosas de los fariseos sobre la Ley de Moisés, Saulo, apenas un veinteañero en ese momento, se oponía firmemente a tales enseñanzas.

La crucifixión de Jesús, a la cual asistió a los veinticinco años, alimentó su celo mal dirigido. Consideraba las enseñanzas de Jesús en contraposición a la Ley de Moisés, distorsionada por la interpretación de los fariseos. Se convirtió en un implacable perseguidor de la Iglesia, sembrando terror entre los fieles mediante violencia y confiscación de sus posesiones.

 

La Peregrinación a Damasco

Lo que inició como un viaje a Damasco con intenciones persecutorias se convirtió en una travesía redentora para Saulo. El primer martirio registrado en la Iglesia después de la muerte de Jesús ocurrió con la aprobación de Saulo, cuando aquellos que lapidaron a Santo Esteban colocaron sus mantos a sus pies.

Sin embargo, durante la travesía a Damasco, Saulo vivió una experiencia divina que alteró su vida. Envuelto en una luz celestial, una voz del cielo le habló con estas palabras incisivas: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?". Caído al suelo y percatándose de su ceguera, Saulo estaba destinado a una transformación colosal. Jesús le instó a proseguir el viaje a Damasco, donde pasó tres días de profunda reflexión, meditación y metamorfosis.

En Damasco, se encontraba Ananías, un cristiano que temía la fama de Saulo, pero que recibió un mandato divino en un sueño. Jesús le pidió que rescatara a Saulo, porque "este hombre es un instrumento escogido por mí para llevar mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel, y le mostraré cuánto debe sufrir por mi nombre" (Hechos 9:15-16). Ananías obedeció el mandato divino y se dirigió a Saulo. Imponiendo las manos sobre los ojos de este último, lo curó de la ceguera. Saulo, renacido, fue bautizado en la fe de Jesús y adoptó el nombre de Pablo.

 

La Metamorfosis del Corazón

La conversión de Pablo no solo simbolizó un cambio en sus creencias, sino una transformación radical de su corazón. De perseguidor a predicador, su corazón se expandió hacia un amor universal destinado a inspirar a las generaciones venideras. Afrontar la verdad en las profundidades de su ser pudo no haber sido sencillo, pero Pablo lo abordó con valentía. Desde ese momento, el celo que antes empleaba para la persecución se convirtió en un fervor por difundir el Evangelio.

 

La Encomienda de Pablo

Tras su conversión, Pablo asumió su encomienda con ardorosa dedicación. A través de viajes, enseñanzas y escritos, se erigió como uno de los apóstoles más influyentes, contribuyendo de manera significativa a la propagación del cristianismo. Los primeros tres años post-conversión los dedicó en Arabia, inmerso en la oración, el estudio y la preparación para su futura misión. Este periodo de soledad fue aprovechado por Dios para una transformación profunda. Al retornar a Damasco, Pablo se embarcó en extensos viajes proclamando a Jesús como el Salvador Cristo. En los siguientes veintisiete años, se erigió como un destacado evangelizador, atribuyéndosele tradicionalmente trece libros del Nuevo Testamento.

En sus peregrinajes misioneros, personalmente estableció numerosas comunidades cristianas, convirtiéndose en un faro espiritual para los primeros seguidores del cristianismo. Pablo enfrentó persecuciones, encarcelamientos y oposición. No obstante, su fe incansable y su dedicación al mensaje de amor y redención lo hicieron invulnerable. Su vida y ministerio son un modelo de entrega y sacrificio por la causa cristiana.

Martirizado durante el Imperio Romano, probablemente bajo el reinado del emperador Nerón alrededor del 67 d.C., el sacrificio de Pablo por la fe lo ha elevado a la veneración tanto en la Iglesia católica como en la ortodoxa.

La conversión de Pablo no solo alteró su existencia, sino que también delineó el rumbo de la historia cristiana. Sus epístolas son leídas aún hoy, proporcionando sabiduría e inspiración a millones de creyentes en todo el mundo.

 

La Medalla de San Pablo

La Medalla de San Pablo Apóstol está decorada con símbolos significativos que reflejan la espiritualidad y vida del apóstol. Entre los símbolos más frecuentes se encuentra la espada, emblema de la fuerza y fe de San Pablo, un destacado guerrero espiritual.

Una creencia arraigada sobre esta medalla es su capacidad para brindar protección espiritual. Muchos sostienen que portar la Medalla de San Pablo, ya sea de oro o plata, puede resguardarlos de las adversidades de la vida cotidiana.

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