THE SACRED MANTUS OF ST. JOSEPH

EL SAGRADO MANTO DE SAN JOSÉ

Marzo es el mes que la Iglesia dedica a San José, el hombre sobre el que Dios Padre ha depositado una confianza inconmensurable, pidiéndole que sea el cónyuge de María Santísima y el padre de tierra de su Hijo Jesús.

En los Evangelios canónicos, Marcos no lo nombra y no lo menciona. Mateo y Lucas informan del nombre y Mateo especifica la profesión de "carpintero", dando el retrato de un hombre "justo". Los Evangelios informan que José era de la "línea de David", que vivía en Nazaret y que demostró estar dispuesto a hacer la voluntad divina, aunque difícil de aceptar y entender. El dio su vida a un proyecto que le trasciende, aceptando llevar a María con él, permaneciendo a su lado, como cónyuge fiel, y cuidando de la Sagrada Familia, protegiéndola de las dificultades y peligros. También en el evangelio de Mateo, de hecho, cuando el ángel le dice que se refugie en Egipto para escapar de la amenaza de Herodes, San José muestra firmeza, amor y dedicación a su familia.

El Sagrado Manto de San José se inspira en una leyenda que luego se ha convertido en una historia, que se ha conservado a lo largo de los siglos, a través de la tradición oral de la Iglesia.

San José, sin dinero para pagar la madera, se fue como una promesa a Ismael una usura, un hombre sin valor, su Manto que María le dio por su matrimonio.

El Manto de José trajo sanación, paz y tranquilidad a la casa de Ismael, apaciguó la ira y frustración de su esposa Eva, logró sanar a una vaca retorciéndose del dolor y apagar un fuego.

Ismaele le dijo a Eva: "Este Mantus es un tesoro, ya que él ha estado con nosotros, somos felices y no nos alejaremos de él por todo el oro del mundo".

Unos días más tarde llegaron a la puerta del carpintero de Nazaret pidiéndole que guardara a su hombre rindiéndole homenaje con regalos y refiriéndose a él como profeta, como un ángel en la tierra. José le permitió guardar el Manto para pasar un buen rato, les dio las gracias por sus ofrendas y dones; finalmente María les reveló que Dios había decidido bendecir a todas aquellas familias que se pondrían bajo la hombría protectora de José.

Los recién casados guardaron fielmente los consejos de la Santísima Virgen María y siempre fueron felices, como sus hijos y los hijos de sus hijos.

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