La pregunta sobre el número de santos reconocidos oficialmente por la Iglesia Católica despierta una gran curiosidad, tanto en creyentes como en no creyentes. La respuesta no es sencilla. Actualmente, los santos canonizados oficialmente son 1.726, pero si incluimos a los beatos, mártires y aquellos venerados localmente, se estima que la cifra podría oscilar entre 9.000 y 20.000. Este vasto panorama espiritual narra la historia de una humanidad que, a lo largo de los siglos, ha demostrado su fe de formas diversas y extraordinarias.
La Evolución del Concepto de Santidad a lo Largo de los Siglos
Los Primeros Siglos: El Culto de los Mártires
En los primeros cinco siglos del Cristianismo, el concepto de "santo" era diferente al actual. Se aplicaba exclusivamente a los Mártires, aquellos que habían entregado su vida por la fe. En este contexto, surgieron los primeros Martirologios, colecciones que registraban los nombres de estos héroes de la fe.
El martirio era el testimonio supremo de devoción a Cristo, y la teología de la época consideraba que garantizaba una santificación automática. Los lugares de su muerte se convirtieron en centros de peregrinación y veneración, marcando el inicio del culto cristiano a los santos.
De los Mártires a los Confesores
Con el fin de las persecuciones y el Edicto de Milán en el año 313 d.C., que otorgó libertad de culto a los cristianos, se produjo una profunda transformación. A la figura del mártir se sumó la del confesor, es decir, aquel que, sin haber sido asesinado por su fe, había llevado una vida ascética y ejemplar.
Así comenzó el largo proceso de institucionalización de la santidad, que alcanzó un hito fundamental con la caída del Imperio Romano de Occidente y el creciente papel de los obispos locales. Estos comenzaron a ejercer la potestad de reconocer y autorizar el culto de figuras particularmente virtuosas.
Del Culto Popular a la Canonización Oficial
La Canonización Episcopal
Entre los siglos VI y XII, se desarrolló la fase de la "canonización episcopal". Los obispos realizaban investigaciones sobre la vida del candidato a la santidad, analizando testimonios y milagros atribuidos. Luego, redactaban una "Vita Sancti", una biografía hagiográfica diseñada para promover la devoción popular.
1588: La Centralización con el Papa Sixto V
El gran cambio llegó en 1588 con el Papa Sixto V, quien instituyó la Sagrada Congregación de Ritos, el organismo encargado de gestionar las causas de beatificación y canonización. El proceso se hizo más riguroso, uniforme y controlado, y la santidad se convirtió en una cuestión de derecho canónico, además de fe.
Con Benedicto XIV, en el siglo XVIII, se codificaron las reglas del proceso canónico en el tratado "De Servorum Dei Beatificatione et Beatorum Canonizatione". A partir de ese momento, el milagro se volvió un requisito esencial: dos para la canonización (santos) y uno para la beatificación (beatos).
La Reforma de 1983: Un Nuevo Código
Con San Juan Pablo II, el proceso de canonización fue revisado una vez más. El Código de Derecho Canónico de 1983 introdujo simplificaciones procedimentales y una mayor apertura hacia la canonización de laicos, mujeres y figuras contemporáneas. La santidad se hizo cada vez más accesible, cercana al pueblo y contextualizada en el presente.
Las Cifras de las Canonizaciones Papales: Un Crecimiento Exponencial
Una Comparación Histórica: 1592–1978
En el periodo que va de 1592 a 1978, solo se reconocieron oficialmente 302 canonizaciones. Este dato, en comparación con épocas posteriores, parece increíblemente reducido. La Iglesia prefería proceder con extrema cautela, centrándose en figuras de particular relevancia teológica o espiritual.
Juan Pablo II: El Papa de los Santos
Karol Wojtyla, canonizado a su vez como San Juan Pablo II, revolucionó completamente este panorama. Su pontificado vio la proclamación de 482 santos, la mayoría de ellos mártires, víctimas de persecuciones religiosas en el siglo XX.
Wojtyla intuyó que el siglo XX había producido nuevos y heroicos testigos de la fe, aunque no siempre conocidos. Los llamó "Militares Desconocidos de la Gran Causa de Dios", subrayando la urgencia de reconocer también a quienes habían sufrido en silencio.
Papa Francisco: La Iglesia Samaritana
Con el Papa Francisco, observamos un aumento adicional en las canonizaciones. Dejó una profunda huella en la historia de la santidad.
Durante su pontificado, canonizó a 942 beatos, superando todos los récords anteriores a su fallecimiento. Entre los casos más notables, destaca la canonización colectiva de los 800 Mártires de Otranto, masacrados en 1480 por los turcos por negarse a renunciar a la fe cristiana.
Francisco introdujo una tercera vía en el proceso de canonización: la Ofrenda de la Vida, junto al Martirio y la Heroicidad de las Virtudes. Este criterio permitió canonizar a figuras como padres, médicos, voluntarios y misioneros que han entregado su existencia de manera total.
Papa León XIV: Un Nuevo Capítulo en la Santidad
Con la muerte del Papa Francisco, el pontificado de León XIV ha inaugurado una nueva fase para la Iglesia. Hombre de gran cultura y espiritualidad, León XIV ha demostrado un firme compromiso con una santidad arraigada en la vida cotidiana, enfatizando figuras contemporáneas que viven el Evangelio en contextos difíciles: zonas de guerra, periferias urbanas, áreas afectadas por catástrofes naturales.
León XIV, en continuidad con sus predecesores, ha promovido una revisión de las normas procesales, agilizando los procedimientos y poniendo mayor énfasis en el testimonio comunitario de la santidad vivida en la Iglesia local.
El Papa León XIV ha anunciado la canonización de varios beatos, marcando así un giro significativo desde los primeros meses de su pontificado. Entre los nombres más relevantes destacan Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, dos figuras profundamente queridas y ya objeto de intensa devoción popular en todo el mundo católico. Su canonización conjunta ha sido fijada para el 7 de septiembre de 2025, una fecha que quedará en la historia de la Iglesia como símbolo de santidad juvenil y compromiso cristiano auténtico.
Carlo Acutis, nacido en 1991 y fallecido en 2006, es conocido mundialmente como el "influencer de Dios". Con su extraordinaria devoción a la Eucaristía y la creación de un sitio web que recopila milagros eucarísticos, Carlo supo unir fe y tecnología de manera innovadora, convirtiéndose en un referente para los jóvenes católicos digitales.
Beatificado en 2020 en Asís, donde reposa su cuerpo incorrupto, la fama de santidad de Carlo ha crecido también gracias a numerosos testimonios de conversiones espirituales ligadas a su figura. La decisión del Papa León XIV de incluirlo en el primer grupo de santos canonizados de su pontificado representa un mensaje contundente dirigido a las nuevas generaciones: la santidad es posible también hoy, incluso en línea.
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El Significado de la Santidad Hoy
Hoy más que nunca, los Santos son percibidos no solo como ejemplos a imitar, sino también como intercesores y compañeros de camino. Nos encomendamos a uno o más Santos en momentos difíciles, buscando inspiración, protección y consuelo. La devoción popular se nutre de estas figuras luminosas que han testimoniado la fe con radicalidad, pero también con humanidad.
La Iglesia sigue reiterando que la llamada a la santidad es universal. No está reservada a religiosos o ermitaños, sino que puede florecer en el trabajo, la familia y el compromiso social. Los santos canonizados son solo la punta visible de una montaña espiritual que incluye a millones de fieles anónimos que viven con amor, justicia y fe.
Desde los Mártires de las catacumbas hasta los testigos de la caridad de nuestro tiempo, la historia de los Santos en la Iglesia Católica es un relato fascinante de fe viva y concreta. Bajo la guía de los diversos Pontífices —desde Juan Pablo II hasta Francisco, y ahora León XIV— la Iglesia ha sabido valorar y actualizar una tradición antigua, mostrando que la santidad es la vocación más elevada del ser humano.