THE PAPAL BLESSING ON SUNDAY

LA BENDICIÓN PAPAL DEL DOMINGO

La Bendición Papal del domingo: una tradición irrenunciable con más de medio siglo de historia. El Ángelus es rezado por el Papa en la Plaza de San Pedro a mediodía de los domingos y días de Solemnidad.

Ciudad del Vaticano, Plaza de San Pedro, domingo por la mañana, 11:55 horas...

Una multitud de personas provenientes de todos los rincones del mundo colma uno de los lugares más sugestivos del planeta. Se respira la expectativa, las miradas dirigidas hacia lo alto, hacia la única ventana abierta. De repente, justo en esa ventana, aparece un Estandarte Rojo; la multitud palpita con la cuenta regresiva de los minutos que la separan de Su Nueva Aparición.

El Cañón del Gianicolo y las Campanas de la Basílica también marcan con Alegría la hora tan esperada por la multitud de gente congregada en la plaza. Son las doce del Mediodía, los aplausos indican que el Santo Padre está allí, en la Ventana, presente, como todos los Santos Domingos. Su Caluroso Saludo conforta el alma de las personas allí reunidas para oír su Nuevo Mensaje de Esperanza y Paz. Pero esto no es lo único que impulsa a tantos Fieles a dirigirse a la Plaza el Domingo por la Mañana. La Bendición Papal juega, sin duda alguna, un papel decisivo. Después de rezar el Ángelus, recitado en Latín, viene uno de los momentos más hermosos y de mayor Pathos: La Bendición del Papa a todos los presentes.

Año tras año, Domingo tras Domingo, la Plaza de San Pedro acoge en un solo abrazo a personas pertenecientes a grupos étnicos y, a menudo, Religiones diferentes. Se acercan para convertirse en Testigos del Evento más esperado del Domingo y recibir la Especial Bendición del Pontífice.

Poco importa si las condiciones del tiempo son desfavorables, si el calor es agobiante o si la lluvia insistente nubla la visual, el único objetivo es poder ver al Papa y escuchar sus palabras. Recibir la Bendición y poder decir que estuvieron allí.

Y, dado que se trata de una Ocasión Maravillosa, muchos aprovechan del Evento para llevar consigo objetos valiosos, a menudo, Recuerdos comprados durante el viaje. La costumbre de bendecir objetos cuenta con una historia de varias décadas. Su origen se remonta a la Bendición de las Estatuas del Niño Jesús del Pesebre llevada a cabo por el Papa Pablo VI. Era el lejano 21 de diciembre de 1969, cuando Pablo VI se asomó a la ventana e impartió la Bendición de las estatuas que los niños de Roma habían llevado consigo. Desde entonces, esta tradición, completamente Romana, ha perdurado hasta nuestros Días. Cada año, el tercer Domingo de Adviento, una infinidad de niños provenientes de las distintas Diócesis del Mundo se reúne en la Plaza de San Pedro y tiende su Niño Jesús hacia lo alto durante la bendición Pontificia. Esta costumbre se ha arraigado con tanta fuerza que se ha extendido a otras Parroquias, del Norte al Sur de Italia, de Gran Bretaña a Estados Unidos. Los párrocos bendicen espiritualmente unidos al Santo Padre las estatuas que representan al Niño Jesús.

Regresar al blog